¿Por qué los jóvenes colombianos no se enganchan con la política?
La salud de cualquier democracia reposa sobre pilares como la participación ciudadana, la confianza en las instituciones, y la educación en ciudadanía. Sin embargo, en “la democracia más antigua del continente”, título vacuo obtenido en el mismo concurso que nos entregó el “segundo himno más bello del mundo”, esos cimientos parecen estar siempre tambaleantes, pero a su vez sólidos.
En este vaivén paradójico, las y los jóvenes del país tienen una voz poderosa que muchas veces no escuchada por un mundo que es aún adultocéntrico, pero que quiere tejer los hilos para acercar a las futuras generaciones a la toma de decisiones en la política en medio de una modernidad líquida e hiperconectada.
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